Aquella tarde sólo reíamos.
El silencio era el lenguaje de nuestra tribu,
y no queríamos perder el río invisible, a cuya orilla,
eramos dueños del mundo y maestros del misterio.

Ni uno solo guardián tiene recias sus piernas
porque el sueño penetra los poros de las piedras.
Es un augurio negro que llueve a los durmientes.
Duermen las murallas, duermen las entrañas,
duerme el viento.

Que oscuro que es
cuando anochece sin ti
y sopla el viento...

La libertad, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida.

Huele a jazmín.
En la ciudad que duerme
nadie me espera.

Estaba quieto el río, lentísimo, yacente; enhebrando los puentes, muelle, el agua. Castillos a la escucha. Ay, ¿hacia dónde? Enhiesto San Servando, áureo Galiana, torres con el gran tiempo recogido, patios de soledad, cifra almenada. Fue aquel día, aquel día. Puertas graves y lúcidas abrían su mañana.

(José García Nieto)

Todos los años sufro distinto al ver irse la primavera


Al mismo cielo azul el alma elevo y es la misma canción la de la fuente. La calle estrecha donde aparecías cada mañana, amor, frente a mi espera.

Desafiando lo imposible, pasadizo de latidos... llévame al otro lado esta noche. No sin antes olvidar tus ojos, los caminos de mi llagado sueño, y ahogar en mi sangre tus terribles manos.

No se ve el cielo en claridad serena, de tantas luces claro y alumbrado, cuantas con rica habéis y fértil vena, el vuestro de virtudes adornado; ni hay tantos granos de menuda arena en el desierto líbico apartado, cuantos loores creo que merece el cielo que os abaja y engrandece...

(Cervantes)

No eran de viento los molinos, sino de tiempo. Ha sido difícil la pelea. Las aspas girando tan indiferentes, y yo, minúscula abajo, en su sombra.

Quiero tu mano de poeta que convierte todas mis palabras en suspiros de lluvia, viento, mar, extrayendo las olas que me queman de mi fondo más antiguo que este tiempo...

Si quejas y lamentos pueden tanto, que enfrenaron el curso de los ríos, y en los diversos montes y sombríos los árboles movieron con su canto.

Me gustan las ideas peregrinas que resbalan sin dejar huella por las inteligencias de los hombres positivistas, como una gota de agua sobre un tablero de mármol. En las ciudades que visito busco las calles estrechas y solitarias: en los edificios que recorro los rincones oscuros y los ángulos de los patios interiores donde crece la yerba, y la humedad enriquece con sus manchas de color verdoso la tostada tinta del muro...

(Bécquer)

Hay en mi esencia como en las flores de mil perfumes suaves vapores, y su fragancia fascinadora, trastorna el alma de quien adora

(Bécquer)


Iba yo preguntándome si era la calle más adecuada....
mientras me sumergía en ella, mi alma se perdió en la esquina



El Tajo se lamenta en hebreo por las frentes que a través de los siglos, se han apoyado en sus muros de agua. Y cobijada en sus murallas de tiempo, la Ciudad Imperial murmura su nombre..

Te sueño hoy y esta vez eres real:

tacto y sonido en una catedral dormida


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